Se acerca la víspera de Navidad y hay que montar el Belén, cogido de la mano de mi madre paseamos por la plaza de abastos que hoy está abarrotada de gente, en la "placilla" los puestos están repletos de cosas extraordinarias, pastorcillos de barro con su rebaño de ovejas de patitas de alambre, zambombas grandes y pequeñas adornadas con papeles de colores, panderetas hechas de madera y pellejo de conejo, las "matracas" instrumento de madera que hace un ruido espantoso, el olor a café de los Pepes, el calorcillo de las castañas asadas, los puestos de flores, todo huele y sabe a Navidad. En el palomar de la Plaza de Peral hay un Belén con figuras grandes, que maravilla, ¡parece de verdad!. El Reloj del Ayuntamiento dan las doce de la mañana, hay que aligerarse, tengo que montar el Belén.
Por la Calle Larga van y vienen la gente cargada de bolsas y paquetes, se escuchan los villancicos procedentes de las radios desde los cierros y patios. Al pasar por la carpintería de los Lobitos, recojo medio saco de aserrín (serrín), algunos listones sobrantes y restos de de virutas. En el almacén de Miguel Caro me dan restos de papel de estraza y algún que otro trocito de papel de plata de las pastillas de chocolante nestlé que vende a granel.
Con el olor a matalauva y a vino que desprende la masa de los pestiños que prepara mi madre desde la cocina, en la habitación grande, empiezo a montar mi Belén, restos de periódicos arrugado cubierto con papel de estraza forman las montañas, todo cubierto con serrín, trocitos de espejos y papel de plata forman los pequeños riachuelos, el Pesebre, San José y La Virgen estan descoloridos, son siempre los mismos, los de mi abuela de Ronda, pero mi madre le tiene mucho afecto, dos pliegos de papel con estrellas comprado en le papeleria Cortés de la calle Luna cubrian los desconchones de la pared de cal. Algunas de las figuritas de barro las voy poniendo repartidas al rededor del pesebre, el pastor cagando lo pongo detras de una montaña. Todo está montado sobre una vieja mesa de comedor grande, faltan figuritas, pero no hay problema, los soldaditos de plomo, los indios montados a caballo rodeando el fuerte de los cow-boys, las caravanas, incluso tarzán con sus animales de goma forman parte de este escenario, todos tienen derecho a celebrar la Navidad.
Mi madre ha colocado una mesa de camilla redonda cubierta con un mantel blanco, haciéndome alagos de lo bonito que ha quedado el Belén me dice que va a preparar la comida de Navidad, aunque hay que esperar un poco porque papá al salir del Ayuntamiento, pasará por el bar "Chico" y se tomará una copita de vino.
Por fín nos sentamos en la mesa los tres, en la radio no paran de poner villancicos, mi madre trae un olla y saca el pollo con patatas, siempre he esperado este día de noche buena para saborear este esquisito manjar, que solo lo podemos hacer una vez al año, mi padre nos sorprende con una caja de cinco kilos de polvorones que le habían regalado en el Ayuntamiento, mientras mis padres se toman una copita de anís de mono, yo me harto de polvorones y pestiños.
Mañana habrá más, el pollo con patatas como es bastante grande, nos durará hasta fin de año, ahora me voy a la cama y leeré el "Pulgarcito extra de Navidad" que es bastante gordo, solo me queda soñar con los Reyes Magós del día 6 de Enero, espero que este año si me traigan el "Mecano" que les he pedido y no sé porque siempre me ponen un tren, pero antes de acostarme voy a echarle un último vistazo a mi Belén. FELIZ NAVIDAD.
Francisco Ramirez Tallón, 24 de Diciembre de 1.958
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