En 1.971, poco después de la desaparición de Los Beatles, George Harrison lanza un LP titulado “All things must pass”, en el cual iba incluida la canción que fue número uno en Inglaterra “My sweet Lord”. A los pocos meses, el ex Beatle, fue demandado por un grupo de chicas llamado “The Chiffons” por presunto plagio.
El tema de estas chicas morenas era “He’s so fine”, grabada a principios de los sesenta, concretamente en 1.963, una canción que pasó sin pena ni gloria en esa época, pero que al parecer Harrison copió varios compases.
Si escuchamos atentamente los primeros compases de “She’s so fine”, se nos viene a la cabeza el tema “My sweet lord”, por esa razón fue condenado a pagar 587.000,- dólares por “plagio inconsciente”.
Puede que Harrison tuviese en su subconsciente estos compases sin saberlo por haber escuchado la canción años atrás, o quizás se aprovechó que no tuvo éxito y con un pequeño arreglo cambiando la letra y el estribillo escribió “My sweet love”, titulo impactante para los años 70, aprovechando también su nombre viniendo de los recién desaparecidos Beatles.
Sea inconsciente o no, al final, Harrison compró los derechos de “She´s so fine”, quedándose con los dos como suyo propio. The Chiffons hicieron una versión de “My sweet Lord” que no tuvo relevancia alguna.
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